Vivimos en pleno siglo XXI, una era de supuesto conocimiento y de apertura de mente, pero hay todavía ciertos temas sexuales que siguen siendo un tabú. Y al menos, el del sexo anal ya está algo más aceptado, cosa que no ocurre con otras prácticas. De hecho, desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha practicado sexo anal, tanto entre hombres como con mujeres, y se tiene constancia de que ha sido una práctica común. También lo es hoy en día, a pesar de ese estigma que sigue cayendo sobre ella. De hecho, muchas chicas no quieren probar este tipo de prácticas porque miedo al dolor, o a que sea algo desagradable. Están perdiendo una buena parte de la diversión en el placer, pero hay tanto prejuicio con el tema que prefieren eso a que algo salga mal. Y al fin y al cabo, la práctica anal no tiene por qué ser problemática si la llevamos a cabo con seguridad y sabiendo lo que hacemos.
La primera vez seguramente sea algo muy extraño, tanto para el que da como para quien recibe, sobre todo en ese último caso. Para los chicos homosexuales, es la única forma de disfrutar de la penetración. En el caso de las parejas heterosexuales, es una fórmula más para el sexo, algo que puede provocar mucho placer, de hecho, tanto a él como a ella. Es evidentemente este tipo de prácticas tienen sus particularidades, pero conociéndolas, la cosa puede ir sobre ruedas. Es, de hecho, una forma de dejar atrás la rutina y probar algo diferente con nuestra pareja, o incluso con esa chica a la que acabamos de conocer. Nosotros recomendamos que siempre haya cierta confianza para el sexo anal, porque pueden casar cosas algo desagradables y es mejor que todo se quede en casa. Sin embargo, siguiendo unos sencillos consejos, este tipo de prácticas pueden salir de maravilla. Y tampoco hará falta ser un auténtico experto para llevarlas a cabo, teniendo en cuenta algunos factores importantes.
Una práctica cada vez más extendida
El placer no entiende de tabúes, o al menos así debería ser. Y aunque muchos piensen que ese orificio de ahí atrás no está precisamente ideado para que nada entre, sino todo lo contrario, el sexo anal cada vez está más extendido. Lo cierto es que la liberación sexual ha tenido mucho que ver, y también el hecho de que se normalicen este tipo de prácticas que durante tanto tiempo han sido mal vistas. Todo viene, al fin y al cabo, de la interpretación del sexo como placer como medio reproductivo. El sexo anal es obviamente una práctica que no busca la reproducción, sino solo el placer. Por eso, durante muchos siglos, la Iglesia incluso llegó a considerarlo como una práctica diabólica, propia de brujas y servidores de Satán. Hoy en día, por el porno, por la apertura sexual de la gente, el sexo anal tiene otro significado muy diferente.
Cómo hacer realidad esta fantasía
El sexo anal debe llevarse a cabo, como cualquiera otra práctica sexual, siempre con el consenso de ambas partes, y al menos, con información si es la primera vez. Si nos vamos a estrenar, tanto haciéndolo como recibiéndolo, lo mejor es leer artículos como este, o tantos otros que hay en la red. Así nos despejaremos muchas dudas y sobre todo, alejaremos prejuicios que podamos tener. Cuidaremos, eso sí, de nuestras limpieza, por motivos más que obvios. Esa zona del cuerpo es especialmente sensible para olores y gusto, así que conviene ir antes de hacerlo al baño y limpiarnos muy, pero que muy bien. De hecho, mucha gente prefiere utilizar un enema, por si las moscas. Es una práctica habitual, que no debe ser peligrosa si se lleva a cabo adecuadamente.
La palabra lubricante debe estar ya marcada a fuego en tu mente. Y es que el sexo anal se puede disfrutar mucho, pero al no tener una lubricación natural, el ano requiere de un extra para poder recibir lo que sea que quiera entrar. Por eso conviene tener bastante lubricante con nosotros, así como un dilatador anal, que puede estar puesto en los preliminares para ir abriendo poco a poco el ano. A la hora de empezar con la acción, la protección también debe estar presente. Nos pondremos preservativos tanto en relaciones heterosexuales como homosexuales, ya que esta vía puede ser también de contagio para las ETS. Y lo haremos muy poco a poco, especialmente si quien recibe todavía no tiene tanta experiencia. Hay que ir con mucho cuidado y con paciencia, porque el placer no tardará en llegar si hacemos las cosas bien. Y de hecho, incluso podremos disfrutar de auténticos orgasmos.
Un nuevo placer para chicos y chicas
Una de las mejores cosas que tiene el sexo anal es que abre un nuevo universo de placer y pasión a muchos. Y no, no estamos haciendo un juego de palabras, es totalmente real. Si nunca antes lo habíamos probado, tener esta experiencia será algo único. Algunos incluso la comparan con volver a perder la virginidad. Es una forma diferente de disfrutar del sexo y la pasión, pero igualmente ardiente, siempre que tomemos precauciones. Además, el sexo anal está concebido como una alternativa en aquellas parejas heterosexuales donde la chica esté en su momento de ovulación. Quedarse sin sexo por eso sería una tragedia, así que solo hay que tomar la otra vía para seguir disfrutando de un placer morboso y excitante. Y con el tiempo y la práctica, el sexo anal siempre acaba yendo a mejor.
Sexo anal con una prostituta
Como ya comentábamos al principio, son muchas todavía las chicas que no consideran que el sexo anal sea una práctica deseable. De hecho, algunas incluso rechazan siquiera la proposición cuando sus novios se lo plantean. Están en su derecho, por supuesto, pero también es cierto que si el chico quiere disfrutar de esa experiencia, ¿por qué iba a tener que quedarse sin ella? El poder disfrutar del sexo anal con una escort puede ser una gran alternativa, ya que estas mujeres normalmente aceptan lo que ellas llaman griego. Además, hay algunas profesionales del placer que son auténticas expertas en este tipo de prácticas, por lo que disfrutar con ellas será mucho más sencillo. Son perfectas para poder practicar y convertirnos en expertos en sexo anal, siempre tomando las precauciones ya comentadas.